miércoles, 6 de junio de 2007

PELONES EFECTOS

Junio 6 del 2007. México DF.
Desde mi pelona y para el mundo. Caray, esto sigue estando bien pelón.

Hace dos o tres días, cuando iba en la mañana entre el maravilloso tráfico del periférico a mi trabajo y después de pasar por tres baches, ver a dos féminas pintándose y hasta a una tercera –por increíble que parezca- pistoleándose el cabello para secarlo, escuché en el radio algo que si bien ya lo había oído, nunca le había prestado la atención debida. El locutor hablaba sobre los operativos que el Gobierno Federal implantó en varios estados de la República para frenar la ola de asesinatos y el mercadeo de droga. Rezaba así más o menos lo que salía por las bocinas del radio:
“El Gobernador del Estado de Guanajuato se encuentra preocupado debido a que los operativos contra la droga en el estado vecino de Michoacán han hecho que los narcotraficantes se muden de lugar, llegando ahora a las tierras de la cuna de la Independencia en lo que se llama el “efecto cucaracha”.
¿Qué qué? ¿Efecto cucaracha en los narcotraficantes?
De pronto me imaginé como miles o millones de traficantes como reales cucarachas caminaban muy rápido, sigilosamente y con pequeños pasos para huir de un estado y entrar a otro. Quise ver, por ejemplo como esta plaga de cucarachas humanas cruzaban ríos, montes y carreteras en bandadas gigantescas tratándose de esconder en un lugar seguro: Guanajuato. ¡Pobre de mi estado, tan lejos de Dios y tan cerca de los insectos me dije!
Pero eso no es todo, mas adelante y meditando a veinte kilómetros por hora hice un recuento de los famosos “efectos” que nos atosigan, nos taladran y hasta nos minan el ánimo y las fuerzas. No me quiero imaginar el resultado de que a casi cien millones de mexicanos nos caiga la desgracia de varios efectos al mismo tiempo, ¡sería apocalíptico!
Hay el efecto “dominó”, de terribles consecuencias a las actividades económicas de cualquier país y que se dá principalmente en lugares, como México, Argentina o Brasil. Todos sabemos como funciona este efecto: se cae la primera ficha, en tierras asiáticas, por ejemplo y todas las demás siguen en una cadena sucesiva hasta que la última ficha, por no decir tasa de interés o caída en los precios de las exportaciones nos la encontramos frente a frente. Si al efecto dominó, los mexicanos le sumamos el cucaracha tendremos entonces que ir de rodillas a la Basílica de Guadalupe o a la Secretaría de Economía a pedir que el BAYGON o cualquier cucarachicida sea gratis, tenga precio controlado o tal vez decirle al Doctor Simi que lo subsidie en sus farmacias. Cerrar el juego esperando tener los menores puntos posibles y poner de acuerdo a todo el país para que todos los mexicanos desde Mérida a Ensenada juguemos a “blancas”, realmente se me hace imposible.
Otro efecto, que me preocupa –aunque es mexicanísmo- es el famoso efecto “tequila”. De México para el mundo y hasta con denominación de origen. En lo personal creo que este efecto es el inverso –o tal vez una variedad del “dominó”- al anterior porque es generado en territorio nacional con consecuencias mundiales. Medalla de Oro en la Olimpiada de los efectos ya que la cruda de este efecto es sentida en todo el mundo. Los que hemos sentido en carne propia una cruda “tequilera”, sabemos lo que se siente: mariachis tocando el Son de la Negra golpeándonos con el tololoche la cabeza sin piedad. Me imagino al flamante Presidente Bush y al Primer Ministro Británico Blair tomándose varios Alka-Seltzer en la oficina oval o en la cámara de los lores cuando unas buenas enchiladas lo pueden aminorar y lograr –de que menos- que lo tomemos con resignación.
Otro efecto que a toda la humanidad le importa es el efecto “gravitacional” que fue estudiado por Newton. Este efecto en hombres y mujeres de cualquier condición social trae consecuencias desvastadoras a tal grado que la humanidad se resiste –en sus cuerpos- a una ley sumamente sencilla y eterna: todo lo que sube, tiene que bajar. Estoy cierto que este efecto depende o se encuentra íntimamente ligado con la edad o de los desenfrenos, pero ¿Qué tanto es tantito? La humanidad en su totalidad –los mexicanos a pesar de los otros efectos, somos humanos- trata de revertir y hacer que este efecto gravitacional no afecte sus capacidades de belleza, sentimentales, familiares y hasta talvez sus capacidades amatorias. Todo por servir, se acaba y acaba, por no servir dice el dicho. Pastillitas azules, hilos rusos, cirugías plásticas, cataplasmas de aguacate o las famosas bombitas he llegado a la conclusión de que no sirven. La gravedad es un valor universal, profundamente estudiado, si nó lo creén tiren una moneda. Esta por mas que quieran no flotará o caerá “para arriba”. Es imposible. No hay gravedad inclinada, chueca o con chanfle. Siempre apunta al centro de la tierra.
Queridos amigos, con los anteriores efectos creo que debería de haber una fundación para que estos sean aminorados en México. ¿Se imaginan a un padre de familia nacional sufriendo todos estos efectos al mismo tiempo?



Saludos!!!!!!!!
Gracias!!!!!!!!!!!!!


MFV

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