viernes, 7 de diciembre de 2007

FUMADORES DEL MUNDO, ¡UNÎOS PELONAMENTE!

Desde mi pelona y para aquellos que fuman pelonamente.

Leí con mucho sobresalto que la Cámara de Diputados aprobó la tan traída y tan llevada ley para el Tabaquismo. Esta ley prohíbe fumar en lugares cerrados sean estos de cualquier clase o giro. Ya no se podrá fumar en los restaurantes, bares, universidades, discotecas, etc, etc. Ojalà que no prohíban los legisladores fumar en otros lugares donde para ciertas personas es indispensable hacerlo. Me refiero al baño.

A todas luces esta disposición me parece “algo” acertada, salvo por una cosa ¿Qué voy a hacer? El tabaco, todos sabemos que hace mal pero habemos unos malandrines que parece que no lo entendemos o peor aun, que el cigarro nos hace lo que el viento a Juárez. El cigarro o fumar se viò por primera vez cuando los españoles llegaron a América hace quinientos años aproximadamente y observaron a los habitantes de estas tierras echándose un gran puro estilo los que fumaba Fidel Castro o Antonio Badù. De ahí en adelante el tabaco se siguió consumiendo más o menos en forma “moderada” hasta finales del siglo XIX.

A partir de entonces se puede decir que este delicioso vicio inició un crecimiento, digamos que “chacuaco” (chac=mucho, uaco=humo). El siglo XX es el gran siglo del cigarro o del tabaco, como quieran llamarle. Las primeras generaciones adictas a esta hierba se podría decir que fueron las personas nacidas alrededor del mil novecientos, es decir nuestros abuelos. Siguieron después nuestros padres y ahora se puede decir que somos la tercera generación que consume grandes cantidades de humo. Leí, así mismo que a mediados de los años cincuenta inició el sospechosismo de que esta hierba hacía mal provocando un sin fin de males y siendo una de las causas mas frecuentes de muerte. Este sospechosismo pasó a ser realidad desde hace varios lustros.

Les quiero poner un escenario típico de un buen fumador o fumadora para que vea que peligrosa puede ser esta ley. Imagínense que en estos meses fríos Usted esta terminado de cenar en compañía de una bella dama y que además se está tomando un rico cogñac acompañado de un café y un postre. Ella que por su parte se encuentra bebiendo aun la última copa de una botella de vino tinto Tulastrais cosecha 1945, saca de su bolsa una cigarrera de plata rozando antes sin querer su pierna. La plática es buena y chispeante. Usted se encuentra de smoking y su acompañante con un vestido de cóctel decentemente sugerente. Hay violines y el lugar se encuentra a media luz gracias a algunas velas encendidas por aquí y por allá. Ambos se encuentran nerviosos. La dama en cuestión se acerca un poco a Usted a tal grado que se percibe claramente su perfume y le dice con voz aterciopelada y sensual, ¿Cipriano me enciendes...el cigarro por favor? y que Usted le salga con la batida de babas diciendo algo como ¿Petra, porque no te sales a la banqueta a fumar y aquí te espero?

¿Sabe cuando la podrá volver a ver y peor tantito, se puede imaginar lo que pensará esta dama? Le anticipo que como mínimo lo pondrá a la altura del zacate o de la banqueta. Se lo aseguro sin temor a equivocarme y hasta probablemente lo queme con otras amistades diciendo que es gay.

Con esto de la nueva ley del tabaco nada mas falta que nuestros brillantes legisladores censuren fotografías, de por ejemplo Winston Churchill para que aparezcan en las enciclopedias sin su característico puro y que a Fidel Castro lo pongan chupando una paleta de dulce en los documentales que se transmiten por televisión sobre la Revolución Cubana. Ni hablar de la Lewinsky con Clinton porque seguramente ni a impeachment hubieran llegado en los USA contra este gran amante de la Oficina Oval.

Los legisladores, así mismo no saben o no conocen (sus acciones así lo demuestran) lo que significa cursar la universidad y estar presentando un examen semestral picudísimo de Cálculo o de Derecho Romano y que el alumno no se acuerde de cierta derivada o de cierto artículo. En esos momentos un cigarro le devuelve al apesadumbrado estudiante la tranquilidad y yo diría que hasta la inspiración para resolver la prueba por cualquier método dejando a Einstein y al mismísimo Cicerón como simples aprendices. Como estudiantes, y tanto los que fumaron, como los que seguimos fumando actualmente llegamos a revisar hasta los ceniceros buscando una bachita de buen tamaño a las tres de la mañana para proseguir la aventura de preparar un examen.

En lo personal y parafraseando a Kalimàn deberé de tener paciencia,…mucha paciencia.

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