domingo, 25 de noviembre de 2007

ES BIEN PELON COMER CECINA

Desde mi pelona y para todos aquellos que gustan de los restaurantes.

Hace dos meses, poco mas, poco menos recibì una invitaciòn para ir de fin de semana a Acapulco en compañìa de algunos amigos. Jaime y Benja llegaron al puerto el jueves en la noche. Marcial y yo llegamos el viernes por la mañana. Transcurriò el fin de semana como lo esperado. Buena compañìa de estos tres malandrines, buenas cenas, buenos tragos y muchas, pero muchas risas y excelentes momentos.

El camino que hicimos Marcial y yo el viernes por la mañana debo confesar que fue excelente. Mi copiloto siempre se ha distinguido por ser un portento de la conversación ya que tiene inventiva, chispa y originalidad a tal grado que considero que a este señor dudo que alguien lo pueda callar, teniendo siempre una respuesta a flor de labios. Desde que nos subimos a mi camioneta me anticipò que nos pararìamos adelante de Cuernavaca para desayunar una poderosa y rica cecina en un lugar que se llama Cuatro Vientos y que tengo entendido (desde èse viaje) que es considerado por los amantes de la carne seca como la capital mundial de la cecina ya que es de una calidad y sabor fuera de este mundo. Cuatro Vientos es para la Cecina lo que es La Basílica de San Pedro para el Cristianismo, o Tlaquepaque (pueblito) para los mariachis.

El caso fuè que Marcial pidiò su cecina. Yo ordenè unos huevos con jamòn. No supe lo que hice. Varias horas mas tarde iniciarìa para mi un verdadero via crucis que hasta la fecha lo camino con desesperación cargando sobre mis hombros una loza consistente de varias docenas de huevos con jamòn y que hace que titubeè en cualquier tipo de restaurante aùn siendo estos de comida ràpida o de tacos de bicicleta en cualquier esquina tenièndome que refugiar en sándwiches de jamòn por la mañana, sándwiches de jamòn por la tarde y mas sàndwiches de jamòn por la noche. Ando ensandwichado..

¡Y que Manuelito pide unos huevos con jamòn en Cuatro Vientos! Fue lo primero que les dijo Marcial a Jaime y a Benja después de saludarnos y que ellos nos preguntaran si la carretera habìa sido placentera en un restaurante frente al condominio que tiene Jaime en Acapulco. Se podràn imaginar que en ese momento momento recibì toda clase de burlas, crìticas y pasado un rato hasta de recomendaciones gastronòmicasde todo tipo.

Para mi se abriò la tierra bajo mis piès trayèndome desconfianza y sudores frìos cuando pido la carta a cualquier mesero y procuro en la medida de lo posible antes de ir a un restaurante investigar con lujo de detalles cual es la especialidad de èse lugar. No quiero cometer el mismo error dos veces.

Mi copiloto con lujo de detalles describiò la cara que puso la mesera cuando estaba apuntando en una servilleta mi òrden: era de espanto, admiración y de “what” como queriendo decir ¿Qué no sabe este wuey que aquí se come cecina?

Comencè a vislumbrar lo que me sucederìa en el futuro cuando Marcial iba a la mitad de su cecina y a mi ni siquiera me habìan traìdo un jugo de naranja que habìa pedido tambièn.

¿Ves wuey? Andan consiguiendo un par de huevos seguramente en la rancherìa de allà enfrente o en Cuernavaca me dijo Marcial. ¿Còmo se te ocurre pedir huevos…y con jamòn en Cuatro Vientos? ¡Los pusiste a parir chayotes! ¿Qué no viste la cara de la mesera? Sobra decir que mal comì mis huevos. Tenìa pena y la silla en la que estaba sentado la senti de pronto muy grande. Me sentìa chiquito e indefenso. Tratando de resarcir un poco mi errror le dije a Marcial que me regalara un taco de cecina.

Desde ese dìa un manto negro y frìo de inseguridad culinaria me cubre cada vez que voy a un restaurante o pienso en ir a uno. Procuro, como dije, lìneas arriba investigar cual es su especialidad, camino lentamente entre las mesas viendo y memorizando que està comiendo la otra gente y fijo mi mirada en los ojos del mesero cuando èl està apuntando mi òrden tratando de descubrir algún gesto. A la menor gesticulación del mesero le pregunto ¿Cuál es la especialidad de la casa?....¡Claro, se me olvidaba!....Mejor tràigame èso por favor. Algunas veces le digo al mesero que a mi me tome la òrden hasta el final, de esta forma oigo que se està pidiendo y en base a èso ya le digo al mesero que quiero tal cosa.

Voy muy seguido a comer con Marcial. Quiero pensar que a tono de broma cuando vamos, por ejemplo a un restaurante de comida mexicana me dice rièndose…. Manuelito, aquì se come pozole, enchiladas, cochinita pibil o chiles rellenos…por favor no vayas a salir con tu jalada de pedir unos ravioles….o tus clàsicos huevos con jamòn. El colmo es que Marcial, Benja y Jaime se han encargado de hacer correr la historia de Cuatro Vientos. Todos los amigos mutuos la saben y hasta le adicionan cosas. Nunca unos huevos con jamòn trajeron tan funestas consecuencias.

Supongo que alguien de mis queridìsimos, entrañables e inocentes amigos le comentò –sin ninguna malicia- a mi hijo Alberto sobre mi aventura en Cuatro Vientos ya que el otro dìa me dijo cuando entràbamos a un restaurante de hamburguesas…papà acuèrdate por favor que aqui sòlo venden hamburguesas…¿ok? Ya no hay respeto.

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