jueves, 22 de noviembre de 2007

ESE PELON...¡SE ME CALLA!

Desde mi pelona y para aquellos que se tienen que callar pelonamente.

La intolerancia es el símbolo de nuestros tiempos. La podemos encontrar en todos lados y bajo cualquier circunstancia por diplomàtica que sea. El ùltimo ejemplo lo tenemos en la Reuniòn Iberoamericana realizada en Chile hace apenas unos cuantos dìas.

Confieso que cada vez que veo en las noticias el famoso ¿Por qué no te callas?. que el rey Juan Carlos le escupiò en su cara al malandrín, pinto, arrastrado, paviludo, meco, rayado de tierra caliente y patas miadas de Hugo Chàvez me causa una risa tremenda. Hay que tener pantalones bien puestos para que en cualquier tipo de reuniòn alguien se dirija asi a otra persona, y mas todavía si en este caso el monarca español se levanta y se retira de la clausura de la reuniòn frente a no se que tantos presidentes y cadenas de televisión sabiendo de antemano que en nò mas de quince minutos su frase pasarà a la historia como una de las mas famosas de todos los tiempos en reuniones entre Presidentes y Jefes de Estado y que se verà en todos los noticiarios de todo el mundo. Por otra parte, habrà que reconocer que el que para algunos es un mico, Hugo Chàvez tambièn tiene los pantalones mas que bien puestos ya que no se quedò callado. Si fuera box, hubiera sido empate por decisión dividida.

¿Quién tiene la razòn? La molestia de Chàvez radica en que según el, Aznar aprobò el golpe de estado fallido en su contra. La prueba que da Chàvez es que el Embajador español, junto con el norteamericano fueron a casa del presidente golpista a “reconocer” de forma inmediata al nuevo gobierno y que esa acciòn tuvo que haber sido aprobada por Aznar y que el rey Juan Carlos se agachò como en el dominò.

Como dirìa el divo de Linares, ¿Qué pasarà, que misterio habrà? Nada mas ellos lo saben. Por otra parte, creo que lo cortès no quita lo valiente ya que hay formas mas bellas de decir lo mismo, pero con otras palabras, es decir, remontarnos y volver hasta los clàsicos del Barroco que para decir una cosa la envolvìan de tal manera que hace que suene bonito.

En aquellos años del Barroco, para decir por ejemplo a la hora de la cena, “pàsame la leche” se tendrìa que haber dicho…”pasadme por favor los preciados lìquidos perlinos de la consorte del toro” que quiere decir exactamente lo mismo, pero de diferente forma. ¿Ven que diferente?

Creo que el rey deberìa de haber dicho algo asi como……Mi estimado y nunca bien ponderado líder y caudillo del paìs que se encuentra mas acà de Colombia, pero del mas allà de Brasil y que es famoso por la belleza de sus mujeres, permìtame interrumpir de la manera mas atenta las palabras o alocuciòn con las que se dirije a mi jefe de gobierno, el Señor Florsheim para pedirle de la forma mas respetuosa que se debe de tener ante un jefe de estado como lo es Usted que deje de pasar aire por sus cuerdas vocales ya que estas vibran de tal forma y hacen por lo tanto, que todos los aquí presentes oigamos palabras en el idioma de Cervantes que creemos estàn fuera de lugar. Es mas, lo conmino a que mande una orden desde su cabeza, por vìa neuronal hasta sus lindas y traviesas mandìbulas para que permanezcan cerradas.

Hay que ser comùn, pero no corriente, como dirìa el Sr. Bordes, mi director en la secundaria del Simòn Bolìvar. Lo que se dice en cuatro o cinco palabras se puede decir, en este caso con casi doce renglones. La diferencia es abismal y no se puede negar que es hasta màs elegante volver a los clàsicos del Barroco como Quevedo, Cervantes o Calderòn De la Barca.


En lo que Hugo Chàvez descifra todo este empelotonamiento (se hubiera quedado con cara de what o pensando este guey me quiere alburear) de palabras me atrevo a asegurar que se acabarìa la reuniòn Iberoamericana, el rey Juan Carlos no se hubiera levantado de su lugar, las relaciones bilaterales entre España y Venezuela no estuvieran por la calle de la amargura como se encuentran en este momento y hasta se hubieran despedido con un profundo y fraternal abarazo el monarca español y el mico venezolano.

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